Esto que tienes delante de las narices estaba pensado para mis clases. Pero una vez que empecé acabará siendo para 3 personas: para mí (el burro delante), para ti y para mis alumnos (...esos viuda e Hijos). Bueno, no os suelto más rollo, ahí van unos textos que espero os gusten:

04 enero 2007

Chaval, no estudies

(artículo que me acaban de publicar en el periódico "El Comercio" el día de nochevieja)

Chaval, no estudies. Que cuesta mucho trabajo y es mejor vivir bien. Puedes reírte de todo y de todos, quién te lo quita. Ya sabes, cubatitas, porros, comedia. Tienes emepetrés, “duvedé”, y un móvil genial –con el politono de la rana que acelera, y el sonitono de Madonna– y estás en hotmail con tantas faltas de ortografía como el que más. Tienes internet para insultar hasta la hora que haga falta. Estaría bueno. Cada sábado bebes hasta tumbar. Ya “la pegaste” con la moto y tus amigos mayores con el coche. Ya sé que no recuerdas qué pasó con la libreta de matemáticas ni de qué color es tu diccionario. ¿Y qué?

Te lo digo yo: serás muy feliz si dejas de estudiar y te pegas la buena vida. Pasarás a ver algún recreo a los “pringaos” que siguen con los verbos, la encarta, calculadoras y todas esas milongas y te partirás de ellos. Banda de pardillos… Pero también te digo que esa impresión solamente la tendrás al principio. Años después sabrás que te convertiste en un mierdecilla, en un infeliz, un paria que depende de abogados, arquitectos, maestros y jueces. A los que hoy llamas infelices porque se dedican a estudiar, y te cobrarán cada verbo a precio de oro. Sí, sí, la rarita que no se “emporra” dos veces a la semana y el empollón ese que no se pone ciego de vodka cada sábado. Cuando te echen del segundo trabajo, pensarás que a lo mejor metiste la pata. ¡Dum-Dum! Tarde.

No te das cuenta, y crees que nadie manda en ti, pero vas derecho como una vela. Pones la ropa que se espera de ti: si te mandan hacer piercings, llenar el cuerpo de hierrajos o de dibujos de toda clase y color, lo haces sin rechistar. Y el día que se ponga de moda, te arrancarás una oreja o insertarás tornillos y bisagras en los dedos, que será “lo más”. ¡Vas a llamar la atención, amigo!

Como no lees, no tienes criterio. No decides. Todos te manejan. Vas a los bares, a los sitios, incluso comprarás el coche que decida una mente gris que dirige tu vida hasta ni imaginas dónde. No me crees, pero escuchas la música que te proponen: si te ves pijo compras una música, si más radical: otra, pero vas tragando. En el fondo, lo que se espera de ti, muchacho, todo lo que te ordenan.

Te ves genial, delante del espejo: “¡¡meto miedo!!” te dices. Pero un día vas a encontrar incómodo que la gente se aparte de ti. Acabarás siendo un triste borrachete, o cocainómano. O un vulgar zampabollos de segunda división, si no tienes una buena familia o algún amigo responsable y te ayudan a salir de la espiral.

En esta España que se cae a trozos en manos de lunáticos peligrosos, zetapés salvadores y demás fauna (nazis de izquierdas, que es lo que se lleva ahora) nadie se preocupa de ti, chaval. Están muy ocupados, con sus radares, sus hamburguesas gigantes y sus terroristas que se acaban de convertir en pacíficos independentistas. Un poco revoltosos, pero buena gente. La educación va bien, dicen los amigos y amigas gobernantes y gobernantas simpáticos y simpáticas.

Así que tú, chica, no estudies tampoco. No leas libros. Ya tienes el móvil y las botas que compran todas ¿no? ¿Qué más quieres? Un día serás la reinona del Gran Hermano, parte 12. Y si llegas al fa sostenido serás concursante de Operación Triunfo (“¡¡siempre soñé con ser triunfita… que fuerrrrte!!”, dirás). Una “Brini Espirs” del carajo.

Y al final, cuando todas las puertas se cierren, siempre te quedará la posibilidad que viene de serie en los tangas de sube-baja-y-clín. Te podrás llamar camarera o bailarina y casi nadie se dará cuenta. Siempre podrás ser una lagarta. Una mamarracha delante de un polígrafo.

Chaval, no estudies, no leas libros que son un rollo. Cuentas con los dedos y mal. Lees y no te enteras de nada. No sabes de ciencia. Te compadezco, hermoso. Los que queremos ser algo en la vida necesitamos inútiles con quien compararnos. “Mataos” como tú.

(Carta dedicada a mis alumnos para que estudien y NUNCA SEAN ESE GILIPUERTAS).

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