Esto que tienes delante de las narices estaba pensado para mis clases. Pero una vez que empecé acabará siendo para 3 personas: para mí (el burro delante), para ti y para mis alumnos (...esos viuda e Hijos). Bueno, no os suelto más rollo, ahí van unos textos que espero os gusten:

05 febrero 2008

Adiós, amiga!!

El año no puede empezar peor. Mi compañera estos últimos cinco años, mi amiga, mi hermana Mari Carmen nos dejó para siempre. Se supone que estaba recuperando de una operación no demasiado importante, cuando me llama su sobrino que le queda vida para días. Duró tres. Maldita enfermedad, maldito cáncer.

Os dejo aquí la carta que me publicó "El Comercio" el día de su entierro y el obituario que me encargó el periódico "El Oriente" y publicarán esta semana. Seguro que están mal escritos, pero de todo corazón. Cuando alguien muere, se suele decir que era buena persona, pero ella lo era de verdad.


        
A mis alumnos

Me imagino que ya lo sabréis todos. Pero puede que no. Nuestra amiga Mari Carmen Prieto (MariCarmen la de francés) nos acaba de dejar hace unos minutos. Para siempre. Llevaba varios días esperando el injusto final. Los de clase, seguro que ya imaginabais algo al vernos a los profesores tristes, incluso llorando por los pasillos esta semana.

Sólo quiero que sepáis que Mari Carmen dio muchas horas de su vida para que fuerais felices, para que conocierais otro país, otras gentes. Sufrió, trabajó en vuestra educación con todos los problemas que ella tenía. Y eran muchos, por cierto, pues la desgracia la persiguió siempre en forma de emigración, enfermedades y muertes repentinas en los más jóvenes de su familia. Le tocó llevar palos incluso físicos. Harta de sufrir, nunca me puso una mala cara: y hablo de cinco años viéndonos a diario compartiendo mesa, grapadora, bolis y trabajo.

Os (…”nos”) cuidó por Francia, se disfrazaba, hacía bromas, iba a buscaros el médico, pedía favores, daba la cara ante padres -policías extranjeros incluso-, sacaba dinero de donde no lo había para que pudierais viajar. Incluso al final, no quiso evitar que nadie supiera lo enferma que estaba para no haceros sufrir sin necesidad: se tragó en silencio lo grave que estaba. Los más cercanos sólo supimos que algo no iba bien cuando ya estaba dejando la vida en una cama de hospital.

Buena persona, buena compañera y buena vecina. Una injusticia. Muchos de vosotros ya se lo habéis demostrado en vida (que es como se deben hacer las cosas) y os lo agradezco. Otros sois muy jóvenes todavía y os daréis cuenta cuando pase el tiempo. Pero sé que llegará el día en que veáis la huella que la gente generosa deja en nuestras vidas. Las lecciones de francés, la lista de verbos… las vais a olvidar casi fijo: el ejemplo de humanidad, de alguien que lo dio todo por los demás lo llevareis siempre como equipaje, como un tesoro y un orgullo.

PD: Me juré que no iba a escribir ni una palabra y menos llorando, aguanté toda su agonía sin poder escribir. Es la primera vez en mi vida que publico un texto sin corregir, que pido un favor a el Comercio, pero me niego a dejar pasar la oportunidad y estas horas muertas sin que quede para siempre que las buenas personas no pueden marchar en silencio. Me saldrá un artículo muy malo. Pero el más verdad de los que escribí nunca.
                                                                                     (diario El Comercio, enero de 2008)


      Mari Carmen Prieto

El pasado sabado 16 de enero de 2008 con 55 años recién cumplidos nos dejaba Mari Carmen Prieto Díaz. Natural de Arenas de Cabrales era madre de dos hijos, Profesora de Francés y Concejal en esta villa. Formó parte del gobierno municipal los últimos 4 años, trabajando en las carteras de Servicios Sociales, Educación y Cultura: aunque se dedicaba a la tercera edad, la mujer, los niños, la inmigración… y a todo aquel que la necesitara.

Vivió una vida dura: formó parte de una familia emigrante (marchando a Bélgica a los nueve años, donde permaneció 18 años). Como mujer luchadora, cursó en la Universidad de Oviedo dos carreras para convertirse en Diplomada en Magisterio y Licenciada en Filología Francesa. Dedicó su vida a la enseñanza de niños y jóvenes: en Gijón dio clase ocho años, uno en Francia y tres en Alles, el resto en su colegio de Arenas de Cabrales, donde además ocupó el cargo de Secretaria.

Representante democrática de sus vecinos en las últimas dos legislaturas, trabajó de manera incansable (junto con su primo Kiko Prieto) en la organización del Certamen del Quesu, Intercambios Escolares con el pueblo francés de Rauzan, y fue una de las impulsoras y responsable del Hermanamiento de las villas de Cabrales y Sadirac (cerca de la ciudad de Burdeos). Ellos abrieron las puertas de Europa de par en par: gran parte de sus alumnos y vecinos hicieron miles de kilómetros, así como numerosos extranjeros conocieron Asturias con ella (y gracias a ella).

Cada vez que había alguien en problemas ella estaba atenta y dispuesta a ayudar: a la anciana que se le caía el techo de casa, al joven que no tenía demasiado dinero para ir de excursión, al emigrante que recibía noticias en francés de una pensión que debía cobrar. Y en general, a disposición de todos, no por cinismo ni por figurar como hacen otros, sino en silencio, en la trastienda de los que ayudan sin que se sepa. No le gustaban las fotos ni los homenajes, era mujer de trabajo, de dedicación total a los demás. Humana y sensible, sencilla y cercana, generosa. Su casa era la embajada de Francia y Bélgica en Cabrales. La embajada de los pobres y de quienes tenían problemas.

Todo por los demás, se dejaba para la última. Nos la llevó una corta y dura enfermedad ocultada incluso a familiares e íntimos por no preocupar, por no molestar, como siempre. Para reflejar su carácter el ejemplo más claro es que el día que le dieron noticias de su fatídica enfermedad, llamó a familia y amigos para que estuviéramos tranquilos, pues en sus palabras los análisis eran muy buenos y “no tenía la enfermedad maldita”. Una mujer que sufrió mucho por sus hijos pero que al final los vio encarrilados en la vida. Por suerte, los últimos meses fue feliz recibiendo los cuidados y el cariño de quien más quería en el mundo.

Varias generaciones de cabraliegos saben el tesoro que se nos va. Y su trabajo no caerá en el vacío: multitud de jóvenes en su entierro lloraban silenciosos alrededor de una iglesia repleta que incluso por momentos estalló en aplausos. Mari Carmen, que sepas que te vas de manera discreta como siempre fuiste, pero tu trabajo no se quedó en tirar piedras a la luna: sembraste semillas muy fuertes entre los que tuvimos la suerte y el lujo de contarte entre los amigos. Te nos vas como un ejemplo, un modelo a seguir en la vida. Cuesta trabajo creer que tu figura menuda, dulce, agradable se haya ido para siempre. Nunca más cantarás aquellas canciones, ni disfrutaremos de tu risa contagiosa. Ya no disfrutaremos de tu agradable presencia. Pero también sabes que jamás te olvidaremos por lo mucho que nos diste a quienes te conocimos. Descansa en paz, amiga.

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